Artículo 1 Todos los niños y las niñas forman una ronda que abraza la Tierra

Todos los hombres, todas las mujeres, todos los niños y las niñas forman una ronda que abraza la Tierra. En ese círculo no hay uno más importante que otro. En ese círculo, perfecto como una burbuja o una naranja madura, todos pueden jugar. Solo hay que unirse, tomarse de las manos, decir: hola amiga, hola amigo y dar vueltas al ritmo de una canción que en algo recuerda al canto de los pájaros, a las olas del mar, al viento entre los pinos. Una canción que abriga, cuida y lo más importante: es de todos los que se unieron a esta ronda. Y todos los que se unirán.

Artículo 2 La estrella vivía, junto a las demás, allá en el cielo.

La estrella vivía, junto a las demás, allá en el cielo. Y cada día, apenas el sol comenzaba a recoger sus rayos -al finalizar la tarde los enrolla uno por uno y los guarda como si fueran pequeñas madejas– se preparaba para su tarea: encender su luz blanca y lanzarla, con cuidado, hacia la Tierra. Esa estrella, se esforzaba, brillaba con todas sus fuerzas. Para qué? Para que nadie, nunca, se quedara a oscuras. Para qué? Para que todos, niños y niñas, hombres y mujeres, sepan siempre que cuentan con ella para iluminar sus pasos.  

Artículo 3 Un hombre soñó que tenía un par de alas

Un hombre soñó que tenía un par de alas en la espalda con las que podía recorrer todo el cielo, toda la tierra. De vez en cuando se detenía en una nube esponjosa o bajo la sombra de un árbol, porque la tierra y el cielo, para ese hombre, eran lugares amables y seguros, como un caparazón o una casa tibia. Y saben qué pasó? Que se despertó y el cielo, la tierra, seguían siendo así. Para él y para todos.

ARTICULO 3
"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona"

Artículo 4 Una mujer tenía una cuerda atada a su pie derecho.

Una mujer tenía una cuerda atada a su pie derecho. Quería salir de la casa en la que se encontraba, para escuchar el canto de los pájaros, ver cómo los rayos del sol se enredaban en las ramas de los árboles, mirar la marcha de los insectos. Pero no podía. Pasaban los días, cada uno igual al anterior y el siguiente, hasta que llegó uno distinto, uno en el que todo se quedó quieto y lo único que se escuchó en toda la tierra fue el llanto de esa mujer. Los pájaros, los rayos de sol y los insectos acudieron, cortaron esa cuerda que nunca debió existir y todos juntos, salieron al jardín.

Artículo 5 Esa niña y ese niño lo notaron al mirar por la ventana

Ese niño y esa niña lo notaron al mirar por la ventana: las flores necesitan el cariño del agua los caracoles necesitan la ternura de la luz el árbol necesita el abrigo del sol. “Como nosotros”, dijo el niño. “Como nosotras”, dijo la niña. Y luego se fueron corriendo a jugar porque afuera el día comenzaba y los estaba esperando.  "Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes"

Artículo 6 El hombre tenía un nombre, una edad, una ciudad y un país.

El hombre tenía un nombre, una edad, una ciudad y un país. Lo sabía el árbol, lo sabía el arcoíris y todos los hombres y mujeres que habitaban la Tierra. “El hombre tiene todo eso, solo por el hecho de existir”, decían a coro cuando alguien les preguntaba. La mujer tiene un nombre, una edad, una ciudad y un país. Lo sabía el cometa, lo sabía la lluvia de otoño y todas las mujeres y los hombres que habitaban la inmensa Tierra. “La mujer tiene todo eso, solo por el hecho de existir”, decían a coro cuando alguien les preguntaba.

Artículo 7 ¿Es la estrella mejor que la flor?

– Es la estrella mejor que la flor? – Es la palabra “tierra” mejor que la palabra “cielo”? – Es el color amarillo mejor que el color azul? – Todos son diferentes y todos son necesarios, respondió la abuela a la niña pequeña. – Cómo las personas?, preguntó la niña. – Como las personas, respondió la abuela. Y la casa, que estaba escuchando, sonrió, se puso contenta.

Artículo 8 Ese niño vivía en un pueblo de monstruos.

Ese niño vivía en un pueblo de monstruos. Monstruos de ojos amarillos que habían decidido apagar para siempre la luz. Así que ese niño tenía miedo. Todos en el pueblo tenían miedo. Aún así, decidieron tomarse de la mano, caminar y atravesar la oscuridad, hasta la casa del juez. Los niños volvieron con una carta que decía: Señores monstruos: Esto no puede ser. Enciendan las luces y sean buenos. Y saben qué pasó? que los monstruos pidieron perdón a los niños. Encendieron las luces y el miedo se fue lejos, muy lejos.

Artículo 9 Era un hombre igual a otros hombres.

Era un hombre igual a todos los hombres. Un hombre que despertaba cuando salía el sol y dormía cuando llegaba la luna. Un hombre que caminaba y escuchaba el canto del día. Pero vino la voz ronca y dijo: “fuera de aquí.” – Por qué?, preguntó el hombre –Porque yo lo digo, dijo la voz. – Y si no lo hago?, dijo el hombre. –Te pondré en una jaula, respondió, enojada, la voz. Pero entonces el sol, la luna, los pájaros, que estaban escuchando, vinieron y le recordaron al hombre que él tenía derecho a estar ahí, que él era libre.

Artículo 10 La abuela tiene una casa y esa casa tiene una ventana

La abuela tiene una casa y esa casa tiene una ventana por la que pasan las estaciones: otoño, invierno, primavera, verano. Así, una y otra vez. Pero un día, de lejos, vino un hombre y le dijo a la abuela que él era el dueño de esa casa, esa ventana y de todo lo que la abuela veía desde ahí. –No, dijo la abuela. –Sí, dijo el hombre. Y como no logran ponerse de acuerdo, deciden que irán donde el juez. Él tendrá oídos para la abuela y para el hombre. Escuchará y decidirá lo que es justo y bueno para la abuela, para el hombre y para todos. Y saben qué fue lo que dijo?