¿Quién fue monseñor Santiago Tapia?

Si se googlea su nombre, lo que más se asocia a este sacerdote diocesano que llegó a ser el cuarto vicario de la Solidaridad, es una sala cuna en la población El Castillo de La Pintana, que lleva su nombre.

No hay acciones heroicas ni enfrentamientos épicos con las autoridades del régimen militar. Y eso que en los años en que estuvo a cargo de la Vicaría –desde noviembre de 1984 hasta junio de 1987–, le tocó enfrentar situaciones gravísimas. Tres sacerdotes fueron expulsados del país; José Manuel Parada, funcionario de la Vicaría, fue degollado, en el mismo tiempo en que dos profesionales del organismo llevaban un año encarcelados; y se resistió a entregar las fichas de la Clínica Chiloé al temible fiscal militar Fernando Torres Silva.

Moreno, enjuto, de cara larga y pelo grueso y rebelde dominado con gomina, no tuvo el carisma de Precht ni la trascendencia de Valech. En 1986, cuando viajó a España, junto al cardenal Raúl Silva Henríquez, a recibir el Premio Príncipe de Asturias que se le otorgó a la Vicaría de la Solidaridad, fue descrito como “un sacerdote con una dilatada experiencia social, cosechada a lo largo de muchos años de apostolado en instituciones sindicales y organizaciones obreras”.

Él dijo de sí mismo que se sentía “incapaz” de representar el valor de la Vicaría y sus profesionales en el magno evento. Que a él, como a cualquiera, “se le entraría la voz” frente a esa responsabilidad y pidió comprensión para su discurso.

Al año siguiente, moriría de cáncer.

Un artículo de prensa consigna así su partida, producida en junio de 1987. “El vicario de la Solidaridad de la Iglesia católica chilena, Santiago Tapia, murió el martes, a los 77 años. Los restos del vicario, velados en la catedral de Santiago, fueron sepultados ayer. Tapia, un párroco pueblerino que se comprometió con la lucha obrera y la organización sindical, fue nombrado vicario de la Solidaridad en 1984 por el cardenal Juan Francisco Fresno”.

Pocos saben que antes, en 1967, Santiago Tapia, entonces director diocesano de Cáritas Santiago, había presentado al Arzobispado “el proyecto de una institución de derecho civil que se encargue de la administración de los hogares de ancianos, los que hasta ese entonces estaban en manos de diferentes parroquias y presentaban serios problemas de mantención y financiamiento”.

Esa fue la base de la actual Fundación Las Rosas, según un texto que leemos en la web de la organización. Modesta retribución a su condición de fundador.

Hoy suena paradojal que sea una sala cuna y no una residencia de adultos mayores, la que tribute a su genio y figura, como lo hace la sala cuna del Hogar de Cristo Monseñor Santiago Tapia.

“Las grandes causas maduran en el dolor y el sufrimiento”, dijo monseñor Santiago Tapia a propósito del trabajo de la Vicaría de la Solidaridad.

 

(Extracto de un artículo de Ximena Torres Cautivo, en el Hogar de Cristo, septiembre de 2023)