“En el plebiscito de 1988 y luego en la elección de 1989, la Iglesia, desde los pastores y desde el trabajo de la Vicaría de la Solidaridad, acompaña también este proceso. Se desarrolla el Programa Belén, una actividad de Iglesia que apuntaba a garantizar al máximo posible la limpieza del proceso plebiscitario y del proceso electoral posterior. Dada la experiencia que se había producido en el plebiscito del año 78, no había confianza en la sociedad de que pudiera desarrollarse un proceso plebiscitario verdaderamente legítimo, pese a los acuerdos que habían logrado las fuerzas civiles con la misma autoridad para realizarlo. Y por lo tanto, como un medio de contribuir a darle garantía moral, la Iglesia desarrolló este programa. Obtuvo los recursos para hacer un seguimiento independiente de todo el proceso plebiscitario y fue muy importante, hasta en los momentos de tensión que se vivieron antes de que se dieran a conocer los resultados”.
Enrique Palet