El 10 de enero de 1975, Michelle Bachelet y su madre, Ángela Jeria, fueron detenidas por agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y trasladadas a Villa Grimaldi, uno de los centros de detención y tortura más terribles de la dictadura en Chile. Durante su permanencia en este lugar, enfrentaron condiciones inhumanas de detención, maltrato físico y psicológico, dejando una marca indeleble en ambas mujeres.

Michelle Bachelet, quien posteriormente se convertiría en la primera mujer Presidenta de Chile, y Ángela Jeria, fueron ejemplos de resistencia y dignidad frente a la adversidad. A pesar de las terribles circunstancias, sobrevivieron y reconstruyeron sus vidas, destacándose en la lucha por los derechos humanos y la democracia.

Ángela Jeria, fallecida a los 93 años en 2020, fue una mujer de firmes convicciones y un pilar en el apoyo a su hija y en la búsqueda de justicia. Como destacó un reportaje de CNN: “Más allá de ser la madre de Michelle o la esposa del fallecido general Alberto Bachelet, Ángela fue una mujer que sobrevivió a la tortura en uno de los centros de reclusión más crueles de la DINA, que en el exilio y en Chile luchó contra la dictadura y que en democracia buscó justicia y tuvo gestos que evidenciaron su humanidad”.

La historia de Michelle Bachelet y Ángela Jeria es un poderoso testimonio de los horrores y la resistencia durante uno de los períodos más oscuros de la historia de Chile. Su capacidad para superar estos episodios con admirable resiliencia ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional. No solo reconstruyeron sus vidas, sino que también dedicaron sus esfuerzos al servicio de Chile y del mundo, con una vocación que trascendió fronteras.

En 2017, Michelle Bachelet le dedicó una carta a su madre, describiéndola como “una compañera inspiradora, fuerte, digna y resiliente, pero también una presencia cercana, cariñosa y apoyadora con la que he compartido los grandes procesos de la vida: los estudios, la maternidad, la vida pública”. Además, resaltó los valores inculcados por sus padres: “En cada acto tuyo y del papá aprendí valores y principios sociales, aprendí a respetar los derechos y hacerme cargo de los deberes, aprendí a no pensar solo en mí, sino en el colectivo. Y, sobre todo, aprendí de ustedes que en darse hay una enorme fuente de alegría”.

La valentía y la perseverancia de Michelle Bachelet y Ángela Jeria continúan siendo un ejemplo inspirador para las generaciones presentes y futuras.

Foto: The Clinic

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