El 1 de abril de 1985,   se realizan los funerales de José Manuel Parada y Manuel Guerrero. El féretro del primero es velado en la sede de la Vicaría de la Solidaridad, en Plaza de Armas –donde trabajaba hasta su asesinato. Cerca de 15 mil personas acompañan sus restos hasta el Cementerio General. Participan organizaciones como la FECH, Codepu, Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y de Ejecutados Políticos, entre muchas otras. En el campo santo, sus compañeros de trabajo de la Vicaría señalaron: “No vamos a ocultar nuestra indignación, ni nuestro dolor […] lo transformaremos en trabajo”. El Vicario de la Solidaridad, Monseñor Santiago Tapia, solicita a la Corte Suprema la designación de un Ministro en Visita para que se aboque al conocimiento e investigación de los hechos.

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