Las Colonias Urbanas de Verano, iniciadas en la década de 1970 por la Vicaría de la Solidaridad, han proporcionado espacios de recreación y formación a niños y jóvenes de sectores vulnerables de Santiago. Gracias al apoyo de diversas organizaciones sociales y eclesiásticas, estas colonias han evolucionado y perduran como un espacio de buen trato, solidaridad y valores cristianos, como se destaca en un artículo del Arzobispado de Santiago.

Desde sus inicios, bajo el liderazgo del Cardenal Raúl Silva Henríquez, estas colonias surgieron como una respuesta de la Iglesia Católica para ofrecer alternativas de esparcimiento y educación a niños y jóvenes en contextos de alta vulnerabilidad. Inspiradas en las colonias de verano del Padre Hurtado, se desarrollan en las mismas poblaciones, con monitores provenientes de los barrios, fomentando la participación comunitaria y el sentido de pertenencia.

En enero de 1984, más de 15 mil jóvenes y niños de escasos recursos de distintos sectores de Santiago participaron en 71 colonias urbanas de veraneo, con el apoyo de las vicarías zonales.

Con los años, las colonias urbanas han crecido significativamente. Por ejemplo, en 2014, aproximadamente 12.000 niños y adolescentes participaron en diversas colonias urbanas desarrolladas durante todo el año en distintas zonas de la arquidiócesis.

Más recientemente, la Vicaría de Pastoral Social Cáritas ha continuado apoyando estas iniciativas, beneficiando a cientos de niños, niñas y jóvenes durante las vacaciones de invierno con actividades recreativas, deportivas y culturales, abordando temas como el buen trato, la promoción de derechos y el medio ambiente.

El éxito y la continuidad de estas colonias se deben al compromiso de monitores y voluntarios, quienes promueven la asociatividad y el conocimiento de los derechos de los niños, involucrándolos en la planificación y realización de las actividades. El financiamiento proviene de aportes y donaciones de comunidades parroquiales, especialmente del sector oriente de la capital, y de las colaboraciones de los propios participantes y sus familias.

Sin duda, las Colonias Urbanas de Verano representan una tradición solidaria y educativa que, desde sus orígenes en la Vicaría de la Solidaridad, ha impactado positivamente la vida de miles de niños y jóvenes de Santiago, ofreciendo espacios seguros para el desarrollo personal, la recreación y el fortalecimiento de valores comunitarios y cristianos.

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Colonias de verano: Buen trato y solidaridad. Arzobispado de Santiago
Colonias de verano: Buen trato y solidaridad