Hemos querido destacar un reportaje, de El Mostrador, que describe la importante labor realizada por el equipo de Teleanálisis.
Por Marco Fajardo. Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador.
Entre el jueves 2 y el sábado 4 de mayo, Chile y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) acogerán la 31ª Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa, cuyo lema es “Prensa para el planeta: el periodismo ante la crisis ambiental”, en el marco del cual se rendirá un homenaje al programa de televisión “Teleanálisis” (1984-1989).
Durante tres días, Santiago será la sede de esta cita que abordará el importante papel que desempeña la prensa en el acceso y la difusión de la información para garantizar y asegurar un futuro sostenible que respete los derechos de las personas y su diversidad de voces.
El programa “Teleanálisis” funcionó como un noticiario alternativo a los medios oficiales durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), no solo denunciando los crímenes del terrorismo de Estado, sino también informando sobre las nuevas tendencias de la época, como el rock del grupo Los Prisioneros.
Allí participaron, entre otros, el fallecido periodista Augusto Góngora, protagonista del premiado documental La memoria infinita, de Maite Alberdi. Otros fueron figuras como Fernando Paulsen, Juan Pablo Cárdenas, Cristián Galaz y Pamela Jiles, así como el abogado Roberto Celedón. El homenaje será específicamente el jueves, a las 20:00 horas, en el Museo MAC del Parque Forestal.
“Teleanálisis fue un equipo humano que tenía una convicción democrática, a la vez que tomaron la decisión de registrar la realidad, todo aquello que la dictadura ocultaba”, comenta la pianista María Paz Santibáñez, víctima de un montaje de la dictadura, que se salvó gracias al trabajo de los periodistas.
“Muchas de las cosas que pasaban durante esos años negros de la historia de Chile era distorsionadas, la información era sesgada. Estos valientes equipos se desplazaban a lugares donde estaban sucediendo cosas como manifestaciones u ollas comunes. Los registros que ellos hicieron permitieron salvar muchas vidas”, celebra.
Entre los oradores principales del evento de tres días estarán Audrey Azoulay, directora general de la Unesco; Gabriel Boric, Presidente de Chile; el actor mexicano Gael García Bernal; y personalidades tales como Alyaa Abo Shahba; Andrea Isabel Ixchíu; Sebastião Salgado; Mónica González; María Ressa; Maksuda Aziz, Suntariya Muanpawong, entre otros.
“En el marco de esta actividad mundial de la Unesco, donde destacamos a periodistas y organizaciones que han contribuido de forma importante a la defensa de la libertad de expresión y de prensa, rendiremos un homenaje a ‘Teleanálisis’ con un video. Aunque han pasado casi 40 años de este proyecto, su ejemplo y valentía en tiempos tan críticos como fue la dictadura, deben ser un faro para las futuras generaciones de periodistas y trabajadores y trabajadoras de las comunicaciones”, señaló Esther Kuisch Laroche, directora de la Oficina Regional Multisectorial de la Unesco en Santiago.
La investigación
¿Pero qué era “Teleanálisis”?
Actualmente otro exintegrante del programa, el cineasta y académico Marcelo Ferrari, realiza una investigación que ganó un fondo público para un libro sobre el mismo.
El proyecto de Ferrari, ganador del Fondo Audiovisual, consiste en una investigación cualitativa y cuantitativa, que busca analizar, describir y reflexionar, de manera detallada y profunda, respecto de la experiencia del Colectivo Documental Teleanálisis y sus particulares y exitosos modelos de producción y distribución audiovisual de denuncia, en medio de una férrea dictadura militar.
La investigación posee la particular riqueza de ser encabezada por quien fue uno de los realizadores históricos del Colectivo Teleanálisis, ligado a la emblemática revista opositora Análisis.
Producción audovisual
Entre 1983 y 1989, plena dictadura cívico-militar en Chile, el Colectivo Documental Teleanálisis desarrolló –de manera clandestina– una intensa labor de producción y distribución de materiales audiovisuales de denuncia, con un numeroso equipo de periodistas, camarógrafos, técnicos audiovisuales, activistas de derechos humanos, etc.
“Mes a mes se producían diversos documentales y reportajes que daban cuenta de lo que la televisión no informaba ni mostraba en imágenes, en torno a temas de derechos humanos, represión, situación económica de sectores populares, actividades de contracultura artística, etc.”, recuerda Ferrari.
Cada mes se constituía, por tanto, una nueva versión del noticiario alternativo ‘Teleanálisis’, el que era repartido en cientos de copias VHS entre sindicatos, organizaciones sociales, comunitarias y sindicales, centros de estudiantes, agrupaciones de derechos humanos, organismos internacionales, asociaciones profesionales, etc.
Reparto clandestino
Las cintas eran repartidas, mano a mano, de manera clandestina, o enviadas de modo oculto al extranjero. Luego estas imágenes eran vistas por miles de personas en encuentros masivos pero secretos, en grupos de reflexión, o visionados personales. Esta Red de Distribución mensual, que era operada con un equipo de 5 personas al interior de “Teleanálisis”, era el corazón y sentido del trabajo.
El noticiario alternativo era esperado por estos diversos grupos para generar, a partir de sus imágenes/sonidos, un debate humano, político, social, sobre el acontecer presente y futuro. Esta red de distribución buscaba detonar otras redes que, a su vez, se vinculaban a otros clusters, de modo que provocar diálogo, reflexión, debate, mancomunión, sentimiento de cuerpo, solidaridad, etc.
Uno de los suscriptores era el comunicador audiovisual Miguel Ángel Soto, más conocido como Gorlack en el underground de la época. En aquel momento era un inquieto estudiante que vivía con frenesí el comienzo de las primeras protestas contra el régimen.
“Me habían dado el dato de que debía ir a un departamento u oficina, cerca del teatro Ictus, y que la entrega se hacía muy discreta, pues los receptores principales eran sindicatos, obispados, iglesias, juntas de vecinos y organizaciones estudiantiles, porque así aseguraban algo de masividad. Pero otra porción de las personas que lo recibían, lo hacían por suscripción personal”, cuenta a este medio.
“Unos conocidos me soplaron el nombre de Cristian Cruz, que era como un alias y después supe que era su nombre, y que hacía entregas personalizadas. Con poca claridad y en el fragor de los tiempos vividos no me acuerdo bien si tuve el carnet o estuve en el listado mensual, pero el material me llegó de manera irregular y yo por las mías me lo conseguía en el mercado negro, lo empecé a multicopiar piola de VHS a VHS, para mis respaldos y archivos personales posteriores, casi como una colección de culto”, relata.
Memoria audiovisual
“Sin mayor consciencia de ello, estaban (estábamos) constituyendo la memoria audiovisual de los tiempos de dictadura, que hoy por hoy nutre gran parte de las realizaciones televisivas documentales sobre dicho período, y que permanecen como material histórico en instituciones como el Museo de la Memoria, ONU, entre otras”, explica hoy Ferrari.
“En esta investigación buscamos hacer historia y memoria audiovisual en el acto político de rescatar no solo el aporte de ‘Teleanálisis’ sino también procesos creativos, de producción y distribución sin igual, que este contexto tan sombrío no logró detener”.
“Teleanálisis” circulaba de modo clandestino. A pesar de ello, llegaba a un amplio público, gracias a una red de riesgosa complicidad colaborativa.
“Cada mes realizábamos un capítulo o número del noticiario documental (de cerca de una hora de duración), el que se copiaba a cientos de cintas VHS, las cuales eran distribuidas entre sindicatos, organizaciones sociales nacionales e internacionales, estudiantiles, de derechos humanos, y también personas naturales”, cuenta.
“Algunos suscriptores asistían a nuestras oficinas a retirar el VHS (y dejar otra cinta para el capítulo del mes siguiente) y, en otros casos, el equipo de distribución llevaba una a una las cintas a sus destinatarios. Funciones clandestinas en parroquias, centros de alumnos, sindicatos, casas particulares, eran un gran espacio de difusión”, recuerda.
Gorlack señala que, una vez que tenía los videos en su poder, “se hacían exhibiciones muy discretas para poder ver lo que los noticiarios oficiales no mostraban en televisión”.
“Era de alguna manera, con los VHS, estar en contra, la revolución, o estar despiertos y hacer conciencia social verdadera. Llegué a ver y tener multicopiados casi todos los ‘Teleanálisis’ y era como un rito juntarse con compañeros y camaradas a ver y poder exhibir a través de otras redes fuera de Chile. La incidencia que tuvieron en las vidas de las personas, incluso los ajenos a esa realidad”, expresa.
“Verlos más de una vez y compartir los contenidos de los 46 episodios era toda una odisea y hasta peligroso. Pero para mí y muchos otros era ser, de alguna forma, parte de la resistencia. No pasiva sino muy activa y comprometida”, agrega.
En cuanto a las proyecciones, Gorlack recuerda que fueron muy itinerantes y como señales de grupos acotados, amigos y organizaciones sociales.
“Y me moví por distintos lugares de Santiago y de la Quinta Región, receloso y con miedo por lo que podría pasar, casi siempre fueron juntas de vecinos, sindicatos y mis amigos punk afines. Yo contaba con un data show, una sábana blanca, un VHS, y las ganas y el coraje juvenil. Era un rito llegar, por ejemplo, a Valpo o alguna población periférica en Santiago y exhibir este material, cuando más encima era parte de la vida cotidiana de los mismos pobladores. Varias veces en la heroica exhibición, camuflada de completada u olla común, los pobladores se reconocían o veían a algún familiar en la sábana blanca. Otras veces se ponía en un televisor y se conectaba al VHS y se exhibía cual videoclub después de alguna película”, relata.
Hitos
Uno de los hitos fue la grabación del momento en que un carabinero disparó a una estudiante de música de la Universidad de Chile, frente al Teatro Municipal de Santiago. La dictadura informó que el policía había sido atacado, pero era mentira, lo que pudo probarse gracias a un registro audiovisual de “Teleanálisis”.
Ocurrió el 24 de septiembre de 1987 y la víctima era María Paz Santibáñez, que fue baleada en la cabeza, sin mediar provocación alguna. Todo ocurrió mientras ella participaba en una protesta pacífica en contra del entonces rector José Luis Federici, designado por la dictadura cívico-militar del general Pinochet. Tras los hechos, el carabinero se escondió en las dependencias del teatro.
De inmediato, Pachi (como la llaman sus amigos) fue trasladada de urgencia a la Posta Central y luego al Instituto de Neurocirugía. Estaba al borde de la muerte y con la mitad de su cuerpo paralizado. Fue intervenida quirúrgicamente y trasladada a la UTI.
Estando en riesgo vital, la dictadura, a través del ministro del Interior, Sergio Fernández, informó a la opinión pública que la estudiante había atacado al uniformado junto a una turba y que por ello se dictaba una orden de detención en contra de la joven. A punto de morir, Pachi permanecía bajo custodia militar.
Sin embargo, un camarógrafo del colectivo documental “Teleanálisis” había grabado los hechos. A pesar de los acosos de los servicios de seguridad, al día siguiente del disparo organizaron una conferencia de prensa con numerosos corresponsales extranjeros. En la oportunidad, Augusto Góngora y Roberto Celedón dieron a conocer públicamente las imágenes en que el carabinero disparaba de manera impune y sin mediar agresión alguna a la joven.
“Tuve la fortuna de que un equipo de ‘Teleanálisis’ se encontraba en el lugar y filmó al policía que me disparó en la cabeza, a quemarropa”, recuerda la pianista a casi cuatro décadas de los hechos.
Ellos “se la jugaron para hacer rápidamente copias, dejarlas en embajadas, entregarlas a gente que justo en ese momento venía de distintas ciudades del país para una reunión de la Confech. Protegieron el material a riesgo de sus vidas. Por ahí hay unas historias, incluso de la persona que tenía el máster, que lo protegió escondiéndose”.
“Es uno de los pocos registros en video de un hecho atroz de aquellos cometidos por la dictadura, que es simplemente una tentativa de asesinato. Yo amo a todos los equipos de ‘Teleanálisis’, los llevo en el corazón, porque de alguna manera me salvaron la vida. Al comienzo yo estaba declarada como prisionera política en el hospital y, en cuanto el video fue entregado y fue difundido, se quitó la orden de detención que pesaba en mi contra. Había guardia policial frente al hospital y de un día para otro tuvieron que quitarla”, detalla.
En efecto, la dictadura debió echar pie atrás y levantar la orden de detención contra Santibáñez. El carabinero que le disparó, el cabo Orlando Tomás Sotomayor Zúñiga, fue condenado posteriormente por la justicia militar por cuasidelito de lesiones graves, sin purgar la pena en la cárcel.
Santibáñez sobrevivió, pero debió a abandonar el país. Tras el retorno de la democracia, regresó para terminar sus estudios.
El fin del programa
Al ser consultado sobre el fin del programa, Ferrari explica que en 1989, tras el triunfo del NO en el plebiscito del año anterior, se inicia el retorno a la democracia en Chile. Y añade que, terminada la dictadura, terminaba también el objetivo principal de ‘Teleanálisis’, en cuanto a la denuncia y lucha política por la recuperación de la democracia.
“Parte importante de los integrantes del Colectivo Teleanálisis creamos entonces la productora audiovisual Nueva Imagen, que realizaría numerosos programas emblemáticos como ‘Cine & Video’, ‘El Show de los Libros’, parte de ‘El Mirador’, ‘Cuentos Chilenos’, entre otros, aportando ahora al enriquecimiento de las pantallas televisivas chilenas, el nuevo horizonte de lucha de este equipo”, señala.
Para Gorlack, el principal legado de “Teleanálisis” es haber mostrado “al Chile clandestino a través de una subversión audiovisual y documentar la voz de los silenciados”.
Para él no es menor que en 2004 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declarara a algunos episodios del noticiario como parte del Programa Memoria del Mundo, para “garantizar que no continúe el deterioro de la memoria histórica de violaciones de derechos humanos ocurridas durante la dictadura militar”.
“Creo que es un trabajo de memoria importantísimo. Creo que Chile ha tenido, en muchos periodos de la posdictadura, deseosos de olvidar, pero me parece que la memoria es tremendamente importante para poder construir futuro”, complementa la pianista Santibáñez
“Toda la prensa que fue alternativa y opositora son fundamentales y de alguna manera permitían muchas veces avanzar en garantizar un poquito el derecho, la presunción de inocencia, en fin, porque en dictadura uno podía ser acusado muy rápidamente de ser un connotado terrorista o de haber atacado a alguien, y no había posibilidad de defenderse. Es lo que me pasó a mí y gracias a la intervención de ‘Teleanálisis’, gracias al registro de ‘Teleanálisis’, quedó clarísimo que yo no era una reputada terrorista”, subraya.
Ferrari tiene claro que “gran parte de la memoria audiovisual de lo ocurrido en dictadura está en lo realizado” por el programa televisivo.
“Ese es hoy nuestro legado. Las imágenes visuales y sonoras, tanto los horrores de ese período como la lucha social por la recuperación de la democracia y el ejercicio de contracultura artística, permanecen para la memoria histórica de Chile”, concluye.