"Un hombre llegó al pueblo con su maleta. Nadie lo había visto antes. Nadie sabía de donde venía ni cuanto tiempo pensaba quedarse, porque a ese hombre le gustaba el silencio. Entonces vino la voz ronca y dijo: “ese hombre es un extraño, ese hombre es peligroso”. Y luego vino un silencio que entró por las ventanas y por debajo de todas las puertas. Un silencio que solo terminó cuando la abuela preguntó a la voz ronca: “¿Y tú como lo sabes?” Y sucedió que la voz no supo qué responder y se fue. También que la abuela invitó a ese hombre a tomar una taza de té en su jardín y se dio cuenta que, tal como ella lo había imaginado, era un hombre silencioso, un hombre amable y bueno." Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Datos de publicación
Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, 2020